La manzanilla

 Planta muy común que podemos encontrar por toda Europa en terrenos cultivados o baldíos y a lo largo de las esquinas de senderos y caminos. También es una planta cultivada con fines medicinales. Se recogen las cabezas florales entre mayo y agosto en días secos y dejar secar a la sombra. 

Una infusión ligera de dos cucharaditas por taza de agua después de las comidas va bien contra gases, ulceras pépticas,  y trastornos intestinales. Una infusión un poco mas fuerte, tres cucharaditas por taza de agua, y haciendo gárgaras combate el dolor de garganta, como lavado bucal contra la inflamación de las encías. Se pueden hacer vahos con media taza de flores por litro de agua contra el catarro y congestión nasal. En forma de baño de vapor va bien contra las almorranas inflamadas. Como compresas calientes calma heridas, rozaduras y va bien contra el eczema.

La manzanilla romana es una variante menos eficaz pero igualmente válida. Se recoge entre junio y julio. Se puede emplear una infusión fuerte de cuatro cucharaditas por taza de agua para aclarar el color del cabello y realzar sus brillos dorados.

En la misma fecha también podemos recoger la chamomilla suaveolens. Con esta se hace una infusión suave que va bien contra las lombrices intestinales y  como sedante.

Otra variante que hay que considerar es la migranela (matricaria o amagarza) que se puede recoger entre junio y agosto. Propia de los Balcanes se ha extendido por el resto de Europa. Tradicionalmente se ha utilizado para aliviar la fiebre, dolores de oído y menstruales. Esta manzanilla, poco corriente, es el remedio específico de las jaquecas y ataques de migraña. Sus extremidades floridas contienen partenólido, el cual bloquea la liberación de serotonina, previniendo de manera eficaz las crisis migrañosas. Un tratamiento de tres meses previene la aparición de las migrañas, reduciendo tanto la frecuencia como la intensidad de las mismas. También es buena una infusión suave como digestivo y como vermífugo.